Masacre de Las Vegas (Parte 2)
Justo hasta Vegas, defensores de derechos de armas estaban tratando de avanzar continuamente aflojando regulaciones de armas por el congreso mayormente Republicano. Enterado en el acto de deportista herencia y recreacional acrecentamiento (SHARE), cuya intención fue oportunidades recreacionales en tierra federal, fueron provisiones permitiendo la adquisición y uso de supresores, similares a los silenciadores usados por el ejército y las restricciones de balas capaces de atravesar armadura. El Horror en Las Vegas no pareció tener ningún efecto en la Capital. El Portavoz de la Casa de Representantes, Paul Ryan, un republicano, promovió las virtudes de asistencia de la salud mental. A su izquierda fue Steve Scalise, un socio de Ryan quien regresó por la primera vez en meses después de que un tirador insatisfecho emboscó a unos republicanos congresionales en un campo de softball en mayo. Para el programa “60 Minutos” Scalise informó que el ataque no ha disminuido su creencia en la Segunda Enmienda. “Si no es una pistola, sera un cuchillo o una hacha,” él dijo.
Más tarde, el líder del Senado, Mitch McConnell, evitó encuestas sobre pistolas y terminó su Q&A semanal con reporteros en el Capital después de sólo tres preguntas. “Es demasiado temprano para discutir soluciones legislativas, si realmente existen,” dijo McConnell. En muchos rincones un sentido de desesperanza cayó sobre los debates después de Vegas. “Si Sandy Hook no resultó en legislación que elimina o limita la variedad de armas que pueden ser vendidos, o las personas que pueden comprarlos, nunca va a realizar un cambio,” dice Patrick Dunphy, un abogado quien demandó una tienda de armas. “Cuando tienes a alguien masacrando niños en la preparatoria, si eso no es suficiente, ¿entonces qué es?”
Pero es tonto decir que podríamos disminuir la escala del masacre en Vegas. En la tarde del tercer de Octubre, oficiales reportaron que 12 de los 23 armas en el cuarto de Paddock fueron preparados con “bump stocks” que recibieron autorización para fabricacion del gobierno en 2010. Senadora Demócrata Dianne Feinstein, quien ha atraído atención a este problema- por años, dice que quiere recuperar su prohibición en accesorios como ellos. “Es lo menos que podemos hacer,” dijo ella. Su propuesta, quien se introdujo el próximo día, atrajo apoya entre demócratas inmediatamente. Republicanos guardan una distancia escéptica por lo menos al principio.
Mientras tanto, otros democráticos están esperando triunfos más simbólicos. Líder de la cámara de representantes demócrata, Nancy Pelosi está peleando por una comisión especial sobre Violencia con Armas, un movimiento que dejará Republicanos enfadados cuando lo resisten. Otros están considerando como renir republicanos para unirse con atentos previos para finalmente financiar el Centro para Control y Prevención de Enfermedades para encontrar el riesgo que las armas proponen a la salud del público. Los que están apresurando por control más severo de armas, prefieren enfocar en luchas grandes sobre luchas pequeñas que tendrán efecto en las orillas. “Las instancias de violencia de armas en este estado usando armas completamente automáticas o armas similares son una minoridad en el total de violencia de pistolas,” dice Billy Rose, director deputado legal de Every Town por Seguridad de Armas. Muchos esperan por ayuda de un lado improbable: Donald Trump. El líder minoritario del Senado, Chuck Schumer trató de encontrar una solución entre Tump y el NRA, cual gastó un récord $30 millones en su campaña contra Hillary Clinton. “Antes de ser candidato él marchó pie a la letra con el NRA,” dijo Schumer, “Donald Trump expresó una posición muy lógica sobre el control de armas.”
En cierta manera, Trump todavía es la más incierto. El se convirtió en el primer presidente en 34 años en escribir a la junta del NRA, pero en abril del año 2000, escribió que está de acuerdo con la prohibición de armas de asalto y que apoya un periodo de espero un poco más largo para poder comprar una pistola. Y el presidente tiene orgullo de ser un negociador. Ayudantes del West Wing se preocuparon que un solo segmento en la televisión, o en un momento en la visita de Trump a Las Vegas en el cuarto de octubre, el podría decir algo impulsivo con el poder de revolucionar el debate sobre derecho a tener armas en los Estados Unidos. Pero el presidente se mantuvo fiel a su guión cuando pidió las opiniones sobre control de armas de supervivientes de masacre en Las Vegas en el ¨University Medical Center¨.
Stephen Bannon, el estratega anterior de la Casa Blanca trató de aplastar rumores de un acuerdo tan improbable, Bannon probablemente tiene razón, que el presidente no cambiará de lados, porque el tema de mayor importancia en este debate no se trata de pistolas. Se trata de algo mucho más importante a los que apoyan a Trump el poder del gobierno versus derechos individuales. Muchos de los defensores más apasionados de los derechos a tener pistolas están furiosos que el gobierno los hace comprar seguro médico, o pagar una multa, o pagar impuestos que apoyan programas federales muy grandes. Para muchos de estos volantes, acceso a pistolas sin restricciones es un gesto de protesta, lo cual refleja las ansiedades de la nación en el próximo siglo–uno donde muchos Americanos consideran sus armas de fuego como defensa contra el cambio.
Pero con acuerdo con lo que han podido determinar hasta ahora, eso no es lo que apoyaba Stephen Paddock. Un hombre blanco y rico, él era un contador e inversionista bienes raíces con ningún historial criminal, o de enfermedad mental, dice su familia. Sus vecinos dicen que Paddock–quien vivía con su novia, una anfitriona de casinos de Las Filipinas, con ciudadanía Australiana–fue una persona mayormente privada. Su hermano menor, Eric dijo que a Paddock le gustaba cruceros, la comida Mexicana, y tomar vacaciones a Las Vegas para jugar poker en video juego. El enviaba galletas a su mamá anciana en Florida.
Lo que sí sabemos es que Paddock planeó su asesinato en masa meticulosamente. Todas de las 47 pistolas de Paddock–cuales fueron recuperados por oficiales de cumplimiento de la ley en su cuarto de hotel y en sus casas en Mesquite y Reno–aparecen haber sido comprados legalmente en 4 estados. Después de llegar a Mandalay Bay en el 28 de Septiembre, empezó a construir su búnker. A través de 3 días, él transportó 23 pistolas, 2 tripodes y cientos de rondas de munición hasta su cuarto, uno o dos bolsas a la vez. Por abajo, en su carro, tenía bolsas de a nitrato de amonio, cual puede ser usado para construir un explosivo muy poderoso. Porque fue un hombre adinerado, podra haber tenido su selección de los cuartos desocupados, gratis. Los elevadores a su carro no pasaron por el vestíbulo.
Ninguna persona lo molestó hasta que su massacre ya estaba pasando. Él sabía que iban a venir; había colocado grabadores en el pasillo para darle un advertencia cuando venía la policía. Cuando la policía estaba a punto de llegar, colocó su pistola en su boca y apretó el disparador por la última vez.
La facilidad con cual Paddock evitó vigilancia de seguridad nos recuerda que difícil es parar un asesino determinado quién no ha hecho nada alarmante en el pasado. Casinos tienen cámaras por todos lados y oficiales ya están analizando horas de vigilancia para ver lo que hizo Paddock en su fin de semana en una ciudad mejor conocida por sus fiestas de despedidas de solteras, conferencias profesionales, y vacaciones para los hombres. Y no solo fue la postura tan abierta de la ciudad cual lo hizo ideal para su plan. La calle atractiva es un símbolo de nuestra cultura de decadencia. Pero ahora, también es un lugar que modela un atributo Americano, no limitado a Nevada: resistencia resignada.
A las 8:30 de la mañana en el 3 de Octubre, menos que 36 horas después de que empezó peor masacre en historia moderna, invitados regresaron al piso del casino. Los maquinas de casino zumbaron. Dos mesas de poker estaban llenas de jugadores. Fanáticos llenaron el libro de deportes. Fue difícil saber si la reacción vino de fuerza o indiferencia. Pero allí estaba; otros dados, otro tirón de la palanca.
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