“El país La La” es una película caprichosa, pero a veces conmovedora, que se ha convertido en una de las películas más celebradas de 2016.

La tensión en ““El país La La” existe entre ambición y amor, y tal vez el aspecto más reciente es como explora este conflicto antiguo. Una cínica pero no imprecisa manera de decir esto sería describirlo como una película arribista sobre el arribismo. Pero eso sería irrespetuoso a la percepción verdadera e incómoda del director Damien Chazelle, lo cual es que la determinación para éxito profesional es, para jóvenes en el presente, a la vez más realista y más romantica que la búsqueda de niño-conoce-niña feliz-para-siempre. El amor es contingente. El arte es un compromiso.

Como espectadores, nosotros tal vez preferimos no escoger, y en este caso, no tenemos que escoger. “El país La La” es exitosa como una fantasía jovial y una fábula obstinante, como comedia romántica y un melodrama de éxito, una obra de artificio grandioso y autenticidad conmovedora. El artificio se encuentra en los colores hermosos, los movimientos suaves de la cámara, y las composiciones elegantes de pantalla panorámica. También en las canciones y coreografía, por supuesto. Es más probable que recuerdes lo que viste que lo que oíste.
*Adaptado del artículo del NY Times “Review: Ryan Gosling and Emma Stone Aswirl in Tra La La Land”