Alexandria Ocasio-Cortez
Alexandria Ocasio-Cortez representa una visión del futuro de las Demócratas. Es una joven hispana, una de las tres pilares de la coalición electoral del partido. Ella es una socialdemocrática en un momento en que la confianza en el capitalismo está disminuyendo, especialmente entre los mileniales progresistas. Los ideas con cuales ganó su elección en el Congreso son: la Nueva Propuesta Verde (The New Green Deal), Medicare para todos, una garantía federal de empleos, la abolición de ICE–están animando a una nueva generación de demócratas. Ella es un fenómeno político: en parte activista, en parte legisladora, posiblemente la mejor narradora del partido desde Barack Obama y quizás la única demócrata en este momento con el poder de las estrellas para desafiar al presidente Donald Trump
La mujer que todos llaman AOC es tanto una villana para la derecha (los conservativos) como una heroína para la izquierda (los demócratas). Ella reemplazó a Hillary Clinton como el saco de boxeo preferido de los presentadores de Fox News y los legisladores republicanos, y los golpes están cobrando su precio. La opinión pública de Ocasio-Cortez se ha agriado a medida que se hace más conocida; según una encuesta de “Gallup” realizada en febrero, el 31% de los estadounidenses en general tienen una impresión favorable de ella, frente al 41% desfavorable, un cambio de 15 puntos desde septiembre. La misma encuesta encontró que su popularidad había aumentado entre los demócratas y los que no son blancos. Su propuesta Green New Deal ha impulsado los debates políticos hacia la izquierda, pero no tiene prácticamente ninguna posibilidad de convertirse en ley a corto plazo. Muchos demócratas de la Cámara de Representantes tienen celos de su celebridad y les preocupa que eclipsen los esfuerzos para llegar a los votantes moderados que impulsaron al partido a la mayoría en la Cámara de Representantes. En privado, algunos admiten que también le tienen un poco de miedo.
Esto se debe a que Ocasio-Cortez amenaza el statu quo, brindando una impaciencia juvenil a un conjunto de ideas políticas popularizadas por la campaña de Bernie Sanders en 2016, como Medicare para todos y la universidad pública gratuita. Al igual que Sanders, parece más preocupada por los cambios que por las elecciones; ella no habla de voltear asientos y votos, sino de ganar corazones. La suya es la política de lo posible, no de lo práctico. “Toma cinco años para lograr pasar una legislación” , dice ella. “Entonces, todo lo que proponemos debe tener en cuenta el año 2025 o a nuestros hijos”. Ella no está pensando en cómo mantener por otros dos años la mayoría demócrata; está pensando en cómo definir la agenda para las próximas dos décadas.
Es un gran cambio en un partido que por los últimos 10 años ha seguido a líderes incrementales como Obama y Hillary Clinton. Ocasio-Cortez no solo está presionando por políticas más progresistas. Sino que ha reformulado la división entre la izquierda y el centro como una pelea entre el pasado y el futuro del partido. “Siempre se habla de división dentro del Partido Demócrata, de diferencias ideológicas”, dice ella en su oficina. “Pero en realidad creo que son diferencias generacionales. Porque la América en la que crecimos no se parece en nada a la América en que crecieron nuestros padres o nuestros abuelos”.
Ocasio-Cortez nació en 1989, unas pocas semanas antes de que cayera el Muro de Berlín. George H.W. Bush estaba en su primer año como presidente, Nancy Pelosi acababa de llegar al Congreso, Sanders ya había perdido dos carreras para el Senado y Joe Biden acababa de perder su primera candidatura presidencial. Ella estaba en la escuela primaria durante la prosperidad financiera de la década de los 1990, comía Dunkaroos mientras que los adultos hacían click en la televisión mirando como Bill Clinton equilibraba el presupuesto. “Una generación entera, que ahora se está convirtiendo en uno de los mayores electorados de los Estados Unidos, llegó a la mayoría de edad y nunca vio la prosperidad de Estados Unidos”, dice ella. “Yo nunca la he visto, ni la he experimentado, realmente, en mi vida adulta”.
Nació en una familia de clase trabajadora en Bronx. Su padre era dueño de una pequeña empresa de arquitectura; su madre nacida en Puerto Rico limpiaba casas. Estaban profundamente enraizados en el barrio, pero también desconfiaban de sus limitaciones. Ocasio-Cortez les dijo a sus amigos que aprendió desde el principio que el uso de aretes de aro y collares con placa de identificación estaba bien en el Bronx, pero que nadie la tomaría en serio si los llevara a una entrevista de trabajo. La familia se mudó al próspero suburbio del condado de Westchester en Yorktown Heights cuando tenía unos 5 años para que ella y su hermano pudieran ir a mejores escuelas, pero regresaban al barrio frecuentemente para ver al resto de su familia. Esos viajes de 40 minutos le enseñaron cómo el código postal determina el destino, dice ella. Cuando Alexandria entró en la universidad, algunos de sus primos ya tenían hijos.
Ocasio-Cortez tuvo su primer contacto con la política durante la universidad, como pasante en la oficina del senador de Massachusetts Ted Kennedy. Cuando Bernie Sanders lanzó su campaña de 2016, ya estaba enganchada. Se ofreció como voluntaria para llamar a las puertas de su campaña en el Bronx y Queens. “Antes había trabajado para movimientos políticos comunitarios“, dice ella. “Pero la carrera de Sanders fue una de mis primeras veces en que crucé ese puente de la organización comunitaria de base a la organización electoral”.
Traducido de Time Magazine:
http://time.com/longform/alexandria-ocasio-cortez-profile/