OPINIÓN: ¿Realmente valen la pena los detectores de vapores?
El miércoles 9 de enero, la preparatoria Abraham Lincoln organizó una reunión para informar a los estudiantes sobre algunas nuevas reglas y procedimientos en la escuela. Las clases se dividieron por grado para que pudieran hablar sobre ciertas cosas con respecto a cada clase.
Básicamente, los estudiantes del último año hablaron sobre los créditos y cómo deben entregarlos el 1 de mayo para poder graduarse. Otro tema fue cómo completar FAFSA para la universidad. Los jóvenes fueron informados sobre los exámenes de SAT para los exámenes SAT y cómo mantenerse al día para graduarse. También hablaron sobre cómo buscar ayuda de los consejeros para que no se queden atrás. Los estudiantes del último año hablaron sobre mantenerse enfocados y como mantener sus calificaciones para que no tengan que recuperar créditos. A los estudiantes del noveno grado se les dijo cómo mantenerse enfocados para que no terminen en la recuperación de créditos también.
En las cuatro asambleas, mencionaron el hecho de que los estudiantes usan el baño con más frecuencia para fumar cigarrillos electrónicos. Como resultado, ahora, la administración dijo que supervisa el comportamiento de los estudiantes en los baños de la escuela, instalando “detectores de cigarrillos electrónicos”.
En mi opinión, todo esto no tiene sentido porque están gastando mucho en los detectores, pero no pueden obtener fondos suficientes para libros más nuevos, o tecnología actualizada, o incluso papel higiénico para los baños de mujeres. Los baños para niñas tienen un dispensador de tapones que ha estado vacío desde la primera vez que se colocó allí. ¿Por qué no pueden encontrar dinero para llenarlo constantemente cuando es necesario?
Aracely García, una alumna de duodécimo grado, tiene una opinión muy directa sobre la asamblea. “Es estúpida. Cada vez que voy al baño, el dispensador [producto femenino] está vacío y roto. ¿Por qué tener cámaras cuando ni siquiera se pueden obtener las necesidades reales? Estúpido.”
Ignacio Rosales, otro estudiante del duodécimo grado, esta fue su opinión sobre la asamblea también: “Es un desperdicio de dinero y no tiene sentido porque la gente todavía va a hacerlo fuera del baño o en cualquier lugar, así que ¿por qué se necesita esto?”
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